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jueves, 5 de septiembre de 2013

LA ZORRA Y EL CUERVO

Este cuento, me lo contaba mi abuela en las largas noches de invierno mientras a través de los cristales de la habitación, los rayos y los truenos, daban un carácter fantasmagórico al escenario del cuento…¿O era realidad?: pensó la zorra aquel día en la que el hambre le hizo pensar más de lo corriente…si lo convenzo, tal vez me lleve a sus lomos hasta lo más alto, pero cuando se descuide… Le propuso la zorra al cuervo dar un paseo por lo más alto del bosque, si desde allí veían alguna pieza importante, él la perseguiría y la cazaría, luego harían un reparto justo y equitativo entre los dos y así tendrían comida los dos. El cuervo, que a pesar de ser negro, no era tonto, pensó…si la subo en mi lomo y levanto el vuelo, cuando esté en lo más alto, lo único que tengo que hacer es dar un fuerte bandazo y caerá como un peso muerto…y eso será lo que yo me encuentre cuando llegue a tierra… ¡Bueno, bueno…! Cada uno con su idea, la zorra pensaba que cuando volvieran a tomar tierra y la distancia hasta el suelo no fuera muy grande…pobre cuervo, pobre zorra y pobres aquellos que en el ínterin, caigan en sus garras. Se prepararon los dos enemigos, el cuervo viejo, con feas plumas que desencajaban su rostro y la zorra, joven y brillando su pelambrera, como si se tratara de conquistar al cuervo, así hablaron a sus segundos de abordo. Mire usted doña María Dolores, voy a dar una vuelta con esa zorra, a ver si desde lo más alto, se divisa algo que valga la pena…mientras así hablaba el cuervo, la zorra, ya había hablado con el jefe de vuelos de su formación, mire usted don balclava, voy a dar una vuelta con el cuervo, pero en cuanto se descuide… La cosa no sé cómo se produjo, lo cierto y verdad, es que aquel concejal de medioambiente, salió aquella mañana a probar suerte con su escopeta, las torcaces abundaban por doquier y cuando disparó su escopeta repetidora, italiana por más señas y de cinco tiros, el dedo se le quedó crispado sobre el gatillo del arma…y la que armó, cayeron nosecuantas torcaces, algún que otro conejo dos de ellos con mixomatosis y otro con cocidiosis, pero lo raro y nunca visto, fue aquel asqueroso cuervo y a su lado aquella bonita zorra, todos cayeron a los pies de aquella veretta, que se le fué de las manos al concejal y que tanto molestó a los verdes. Moraleja, yo pienso que entre la zorra y el cuervo, podían haber salvado al país…que le vamos ha hacer…pepaherrero

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