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viernes, 8 de febrero de 2013

...Y SI EMPEZAMOS DESDE CERO 1ª PARTE DE 2

A penas era una niña, pero lo recuerdo muy bien, no nos olvidemos, que soy de un pueblo industrial y que eran tiempos bastante difíciles…puede que a alguien le suene a explotación…a abuso de la infancia…y hasta otras cosas peores. Pero la verdad es que eran tiempos distintos. En aquella época, los niños suspiraban porque sus padres los sacaran de la escuela y les “buscaran un maestro” el “maestro” en estos casos, era un trabajador cualificado, que los quisiera admitir a trabajar de aprendices con él. …Y ya tenemos un niño sin escolarizar y un “maestro que los explota” ¡sí! Ya sé que el niño tiene sólo ocho años y que el maestro aprovechará lo que vaya aprendiendo el niño en su trabajo, para hacer mayor su capacidad de producción, pero yo no sé por qué, a los niños, eso los hacía sentirse importantes y más responsables, a veces los niños, eran obligados por sus padres, a tomar clases nocturnas y así conseguían sacarlos del analfabetismo, (aunque no siempre era así) pero la verdad es que en un país con una tasa de analfabetismo, tan grande cómo en esa época había en España (casi tan grande como la de ahora) T @ 2, por (te ha robado) tal vez, esto sea la forma rápida de comunicarse en el presente y hasta puede que en el futuro, pero volvemos a lo de siempre, quien olvida su pasado, tiene que volverlo a vivir. Lo cierto, es que aquellos niños, además de llevar un pequeño sueldo a sus casas, aprendían que el hombre, tiene una responsabilidad y se debe a ella. Cuando aquellos niños, llegaban a la edad de catorce o quince años, dejaban a sus “maestros” y con un capazo de esparto a las espaldas, (forrado por dentro con los restos de una manta) iban de taller en taller, buscando trabajo hasta que en alguno de los muchos (ilegales) que habían en mí pueblo, les daban la ocasión de poder trabajar a destajo. (Aquí, alguien puede volver a nombrar a la explotación humana) pero nada más lejos de eso, el niño se iba haciendo mayor y el pequeño taller, se iba convirtiendo en una pequeña fabriquita de calzado, el niño, se iba haciendo hombre y pese a trabajar muchas horas, tenía la seguridad de que no le iba a faltar el trabajo, que el jefe de la fábrica, cuidaría de que no faltase el trabajo. Hoy aquel niño aprendiz de zapatero, aunque no sea el más leído del mundo, ya es un joven luchador, desde su puesto de trabajo, sabe hacer valer su labor, su familia ha crecido, su hermana mayor, antes sin oficio, ni beneficio, luego entró a limpiar en aquel otro taller, donde al poco tiempo, fue admitida como almacenista o aparadora y hoy está felizmente casada con Alfonso, que a su vez es cortador en aquel otro taller, al quedarse embarazada, la hermana ha dejado de ir a la fábrica y se lleva trabajo para hacer en su casa, consiguiendo así un sobresueldo y seguir ayudando al mantenimiento familiar, sin ser una carga. Félix, nuestro pequeño aprendiz, ha cumplido ya los veinticuatro años, ya ha hecho el servicio militar y muy pronto se va a casar, ya tiene montada la casa con sus ahorros. Y con la ayuda de sus padres, ha podido poner los muebles a su casa (que es la envidia del barrio), pero por aquellos tiempos, pusieron la película de lo que “El Viento Se Llevó” y tal como le escuchara decir a la protagonista Scarlett O´Hara, también dijo para sí, aquello de, mí hijo, no pasará hambre. Y quiso tanto a su hijo lo cuido tanto y le dio tantos estudios, que hoy lo vemos que NI carne, NI pescado, NI futuro, ¿a quien de los dos le fue mejor? Pepaherrero.

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