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viernes, 23 de noviembre de 2012

EL HENO Y LA ALERGIA

En el caserío, todos conocían a la Ramona, además de ser la dueña de la taberna (la única que había) echaba las cartas, ponía las inyecciones, como si hubiese pasado toda su vida en los mejores hospitales y cuando alguien, persona o animal, sufría alguna fractura en sus huesos, la Ramona, lo volvía a poner en su sitio. También sacaba los dientes de leche a los niños a los que se le movían y luego los hacía enjuagarse la boca con vino del mejor que tenía en la taberna. Se dice, que la Ramona, no les hacía ascos a los hombres guapos y machotes. Los jueves, llegaba hasta el caserío Lucio, Lucio el arriero, recorría toda la zona, traía el mejor vino de la comarca y sobre todo desde Jumilla, La Cañada del Trigo o del Pinoso, su vida era un trasiego continuo, era como el vino que transportaba de un lugar a otro, fuerte y sabroso. Aquella tarde, Lucio llegó casi a la hora de cerrar Ramona su taberna, por el camino una rueda sufrió un percance y aunque lo arregló él sólo, al llegar al Rodriguillo, entró hasta la herrería del tío José María, a que le engrasase la rueda y se la centrara. La Ramona, ya andaba un poco cabreada, esas no eran horas de llegar, ella estaba trabajando desde las cinco de la mañana y ya no tenía fuerzas para ponerse a trasvasar el vino que Lucio le traía, mira Lucio, lo mejor que puedes hacer, es llegarte hasta la posada de la tía Nieves y pasar la noche allí y mañana a las cinco abro la taberna y antes de que empiecen a llegar los parroquianos, tenemos hecho el trasvase ¿te parece bien? Lucio al parecer, no estaba por la labor…mañana por la mañana, tengo que estar en el Pinoso, me esperan para cargar dos toneles en la bodega del tío Anselmo. La gente iba terminando su partida de cartas o de dominó, la taberna se quedaba sola, cuando tomó su copa de cantueso, Lucio le propuso a la Ramona, que le dejara dormir en frente de la cocina baja y al romper el día, él se ocuparía de hacer el trasvase, así antes de que ella bajara a abrir, lo tendría todo listo y él podría seguir su camino. La Ramona no puso impedimento, cuando salió el último cliente, subió al piso de arriba y en un puñado, cogió dos mantas y se las bajó al Lucio, quien mientras tanto, había ido a la cuadra a arreglar a los animales, mientras los arreglaba, cantaba en voz baja y al terminar, como último trabajo de la jornada, allí mismo en la paja de la cuadra, se puso a hacer pis. La Ramona, no pensaba que iba a ver aquel espectáculo, por eso sus ojos, se abrieron como platos al entrar en la cuadra, en su vida había visto un grifo como aquel, ni fuente con mejor chorro, no se lo pensó dos veces y cuando llegó la luz de la nueva mañana, los sorprendió haciendo el amor, mientras los parroquianos de la Ramona, esperaban con paciencia, para poder tomarse su herveta antes de ir al trabajo…ya os contaré alguna otra historia de la Ramona…pepaherrero

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