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miércoles, 1 de agosto de 2012

EL PICUDO Y LA PALMERA

Estas son cosas de la política, cuando uno mejor está, llega el picudo…y lo estropea todo. En pocos días Alicante, se ha visto asolada por el maldito bichito, no sé por qué, a mí este bichito, me recuerda aquella otra plaga, la de la marea roja, que en el año mil novecientos noventa y cinco, asoló nuestros mares, pero si bien lo miro, aún hay otra plaga más moderna, en la que está cayendo hasta la cúpula del poder (la que no ha caído) que el resto, si no lo fumigan todo, no tardará en caer. Cuando aquella noche vimos mí marido y yo aquel programa de televisión casi no podíamos dar crédito a lo que estábamos viendo. En Marbella la gente, apedreaba a los políticos, serán brutos (los políticos no, los otros) al parecer se decía que los herederos de aquel aciago Jesús Gil y Gil, se estaban llevando el ayuntamiento a sus casas en bolsas de basura, eran los tiempos del alegre picudo, todavía no existía el elixir que un día podrá acabar con la plaga maldita y empezaron a caer aquellas palmeras. Y se fue extendiendo la plaga. Eran tiempos de auto-stop y sin vergüenza de ninguna clase, el picudo, haciéndose pasar por turistas Chinos, cubrió todos los arcenes de las carreteras españolas, la gente vio aquel dedo deforme y feo, pero en vez de pisarlos como a cucarachas, se rieron con ellos, ¡que feos son!...!pero qué graciosos!. En la operación Malaya (hasta hoy sin resolver) cayeron muchos picudos, pero no se pudo evitar que la plaga, se fuera extendiendo hasta asolar el solar patrio. Las palmeras, dejaron de ser su objetivo prioritario, al parecer, se multiplicaban más y mejor, con el sabor de los billetes frescos de quinientos (o más) y mientras ellos engordaban como cerdos (los picudos) el país, cada día estaba más desangrado, e iba perdiendo color, aquel verde que te quiero verde del que disfrutamos antaño, fue dejando pasar al gris ceniciento al ocre quemado, al marrón oscuro, las mejillas antes sonrientes de mí querido país, hoy son tristes nichos, que cubren el cementerio patrio, hoy ya no tenemos por qué sonreír, el picudo ha acabado con nosotros y como suele ocurrir, la especie, ha ido evolucionando y si alguien le pregunta al picudo, como se puede acabar con él, el bichito te planta cara y te dice que tú no podrás, que él no te va a decir como acabar con él, pero que no se olvide, que otros bichos más grandes y más feos, han sucumbido a nuestros pies. Ni picudo ni picuda, podrá con nosotros, se llevará cinco palmeras (o cincuenta) pero mientras la Castedo esté en el poder, ella podrá con todo picudo viviente, nos demostrará que el ayuntamiento es suyo y con las multas por invadir el carril bici, que les impondrá a los malditos picudos, conseguirá que en nuestra flamante (y boyante Universidad) encuentren la manera de que quien quiera picar en Alicante, tendrá que tener un aguijón muy largo, y picarse él en los congojos rojos. (Estos congojos, no tienen nada que ver, con la definición de la RAE. pepaherreo

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