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martes, 19 de junio de 2012

PLAYA DE LA ALBUFERETA

Déjame con mis recuerdos, hoy tengo ganas de viajar y para hacerlo, lo mejor es coger el tren botijo y por encima de la mar viajando en los contrafuertes del tren, quiero refrescarme, luego en la Albufereta, tomaré un baño, en el bar Alfín un cholek y después me iré a la zona habitada, que ahora llaman la colonia y visitaré a mis amigos, creo que luego los planes son de hacer una paella debajo de los olivos a la izquierda de la rambla después de haber tomado el refresco con sardinas en los merenderos de detrás del bar Alfín, nadie puede suponer la emoción, que mi alma de niña siente, en estas excursiones domingueras, son mediados los años sesenta y está cambiando el panorama, donde antes sólo habían rocas, ahora están naciendo unas inmensas urbanizaciones, que hacen que cada día cambie el paisaje agreste y nazcan apartamentos, pistas de tenis y nuevos bares-restaurantes, que a mí me impresionan. Cuando mi hermana y mí prima vienen a pasar el día, para mí, es como una gran fiesta, nací tierra adentro, pero ya desde niña, Alicante, era algo muy especial para mí, una fiesta para mis sentidos y un lujo para mí paladar, la comida era en “El Chiquet de la blusa” y a veces en “Colón” allí se juntaba todo el mundo, en torno a la barra y servían unos platos combinados, que para mí tenían el encanto especial de una gran fiesta. Hoy el viaje va a ser más largo y he metido en mí maleta, ropa para cambiarme durante varios días, han llegado las fiestas de San Juan, no podré dormir, petardos, bandas de música y aquel último tranvía, ¿Por qué los quitarían? Hoy de nuevo tengo que cogerlo y aunque no es lo mismo, el viaje desde la Albufereta, hasta el centro, es un agradable paseo, el tram, es menos ruidoso que aquellos viejos cacharros, pero no es el mismo romanticismo…todo tiempo pasado fue siempre mejor…pero yo también era más joven, quizás sea por eso. Hoy, mientras miro para el cielo, pidiendo que no nos llueva, recuerdo la misma sensación, de hace más de…años, que joven que era, lloré, lloré con ganas y pensé que Dios no era justo, las personas habían trabajado todo el año y no les podía hacer eso…la lluvia escampó, las hogueras, se irguieron majestuosas, la coca con tonyina y las bacoras, llenaron aquellas mesas de madera y las orquestas, llenaron hasta el último rincón con los ritmos de la época, pero tampoco dejaba de sonar aquel otro ininterrumpidamente…la manta al coll y el cabaset…por la noche, nadie se acordaba ya de la lluvia de la mañana y las parejas, se abrazaban y con sus suspiros, abanicaban a las palmeras en la noche de San Juan. pepaherrero

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