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jueves, 31 de mayo de 2012

POR LAS BARBAS DE DON JAIME

Entre Orihuela, Sierra Aitana y Ontur, en la provincia de Albacete, no hubo otro más valiente que él. Jaime Alfonso, nació en Crevillente y después de pasar su niñez apacentando ovejas, se marchó a trabajar a Catral, donde fue guardia de unas viñas y su principal trabajo consistía en impedir que los hombres, se comieran (y bebieran las cosechas de uvas). Nacido un día del mes de Octubre de mil setecientos ochenta y tres. Cuando “el Zurdo” lo desafió sólo para demostrar entre los mozos de Catral que era más valiente que Jaime, no supo quitarse a tiempo cuando la navaja de Jaime Alfonso atravesó su corazón. Él sólo perdió la vida, el pobre Jaime, lo perdió todo, bueno, todo no…le quedaba su esposa y su hijo, pero…los mozos de Catral no perdonaron a Jaime el haber matado al “Zurdo” y ante el alcalde lo acusaron de haberlo asesinado a traición, por lo que a Jaime no le quedó más remedio que echarse al monte. El monte y Jaime, eran viejos amigos, no existía un palmo de terreno que Jaime no hubiera explorado andando con sus ovejas. El hambre y la necesidad, fueron sus enemigos, aunque no más que los escopeteros, que a partir de aquel momento, fueron sus eternos perseguidores, por las sierras de Murcia, Alicante y parte de la provincia de Albacete. Jaime procuraba no estar mucho tiempo fuera de la zona de Crevillente, donde había quedado su mujer, al cuidado de su hermano, pero perseguido y sin medios de subsistencia, no tuvo más remedio que robar, al principio lo hizo con grandes remordimientos, pero luego, viendo que los demás lo único que querían era verlo muerto, formó una banda, con la que se hizo famoso y a la que dirigió, como un general experto hubiera hecho con su tropa. Tendió emboscadas a los escopeteros, arrebatándoles el armamento y perdonando sus vidas, no perdonó a ninguno de los que le ofendieron o traicionaron, fue cruel con sus enemigos y sencillo y fiel a los campesinos a los que ayudó siempre y de los que consiguió que lo respetaran y ayudaran, aún por encima de la Ley. La sierra de Abanilla, fue su principal zona de “trabajo” sobre todo por la cercanía a su familia y momentos tuvo que esperando poder unirse a su banda, estuvieron esperando cincuenta personas, a las que Jaime ayudó y respetó como a sus hermanos, consiguiendo fama de valiente, de justo y de gran estratega. A los cuarenta años, Jaime murió en la horca en la plaza de Santo Domingo en Orihuela, enfermo y rezándole a Dios y pidiéndole perdón por los pecados que había cometido, su hijo José, se hizo cargo de lo que quedaba de la banda y de nuevo se echaron al monte, luchando contra los liberales y dejando constancia de su valentía, pero al poco tiempo, a José lo ahorcaron junto con su tío “El Portugués” y la banda se disgregó sin dejar ningún rastro de su historia. No me gustaría conocer nuevos tiempos, en que el fanatismo haga enfrentarse entre si a hermanos ayer unidos. pepaherrero

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