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miércoles, 23 de noviembre de 2011

EN LAS NOTAS DE UN VIOLÍN

Cuando Alejandro hacía sonar su viejo violín, la gente se paraba y se olvidaba de sus prisas, el viento del norte frío y rugiente, hacía un alto en su camino y con mal disimulado interés, se paraba en el quicio de aquel portal y escuchaba con disimulo el sonido que salía de aquel trozo de madera, nunca llegó a conseguir que su sonido, llegara a parecerse en nada, a las notas que el viejo músico le sacaba a su caja de música. ¡Por todos los vientos, por todas las tormentas y tornados! Yo soy el viento del norte y he de conseguir que ese viejo no se ría de mí y en este momento convoco a Eolo para que me ayude y por mucho que él quiera, mi voz sonará mucho mejor que lo que sale de ese maldito aparato.
Pasa el tiempo y el viento del norte, no consigue hacer ni una sola nota musical y soplando más fuerte, sólo consigue derribar algún árbol viejo y achacoso, tirar al suelo a aquella pobre viejecita, pero más ¡Imposible!
Al abrigo de aquel soportal, sigue Alejandro desgranando las notas bien moduladas que saliendo del alma del instrumento, llegan a los oídos de la gente que sin temor al viento del norte, se para a escuchar el llanto del sentimiento que partiendo del corazón del artista y pasando por la punta de sus dedos, consigue decir amor. Decir poesía, hablar al alma de aquellas personas, que se olvidaron del viento del norte y que tan sólo escuchaban lo que el violín les transmitía. Rabia, celos, envidia…Pero…!No, no llores viento! dijo la voz casi sin fuerzas ¡!pero tú, tu quien te crees que eres!! No llores viento, yo soy Teresa ¡la castañera! Mira, como soy buena amiga de Alejandro, si quieres te lo presento, hablas con él y verás como él te enseña todo lo que sabe de hacer sonar los instrumentos musicales, que todos son sus amigos.
El viento en principio, estuvo a punto de hablar de mala manera a aquella vieja impertinente, pero era tan grande su interés por saber cómo se las arreglaba el viejo músico para hacer sonar a aquel trozo de madera y conseguir que nadie le haga caso a él, que tragándose su orgullo, le ha dicho a la anciana. ¡Si consigues que el viejo, me enseñe algo, te concederé la solución del problema que tienes!...
Cuando Alejandro le habló al viento del norte, cuando el viento oyó la voz de aquel dulce anciano, cuando la pobre Teresa la castañera, dejando su puesto a merced del viento, sólo para que el viento pudiera aprender algo del viejo artista, la noche se abrió en mil colores la Navidad estalló como un globo. El viento supo cómo conseguir hablar entonando cómo aquel viejo violín y a dúo con el maestro y el violín cantaron ¡GLORIA IN EXCELSIS DEO! La gente se paró a escucharlos, los ángeles bajaron del cielo, el nieto de Teresa la castañera se repuso de aquella incurable enfermedad…sola en el fondo del soportal, moría Teresa la castañera dando gracias a Dios…por favor que alguien se ocupe del puesto y se lo digan a mi hijo. FELIZ NAVIDAD pepaherrero

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